lunes, 9 de junio de 2014

Las mujeres y el complejo de Penélope

"Al final vemos que al esperar nos negamos posibilidades, mundos, construir historias, asegurando con fuerza que cada historia nos enriquece con altos y bajos, con alegrías y penas. ¡Todo es aprendizaje!" por  Paulina Ruz Pérez, CHILE. 


"Penélope es la esposa del rey de Ítaca, Odiseo. Ella espera durante veinte años el regreso de su marido de la Guerra de Troya. Por esta razón se le considera un símbolo de la fidelidad conyugal hasta el día de hoy. Mientras su esposo está fuera, Penélope es pretendida por múltiples hombres. Para mantener su castidad, ésta idea un gran plan. Les dice a los pretendientes que aceptará la desaparición de Odiseo, con la consecuente promesa de un nuevo enlace, cuando termine de tejer un sudario... Para mantener el mayor tiempo posible su elaboración, procura deshacer por la noche lo que creó durante el día. De esta forma soporta los veinte años. Justo cuando Odiseo llega a casa, Penélope termina la labor. Odiseo mata a los pretendientes y permanece con ella."
  

Al parecer el ser mujer viene sumado al "esperar" e idealizar nuestro mundo. Constantemente soy consciente de como este acto de esperar lleva a una ilusión desmedida y muchas veces fuera de todo análisis racional, obligando a bloquear pensamientos lógicos y dando espacio a esa ilusión de que en "algún momento" "¡en algún segundo todo cambiará!", el problema es que en esta espera podemos pasar una vida entera.

A mis 31 años, soy una convencida de lo malo de esta práctica que esta adherida a nuestra naturaleza, donde la veo y experimento todos los días.

Penélope representa a un alto porcentaje de mujeres que conozco y con la que claramente me represento; todas anhelamos que la espera acabe y se vuelva realidad todo aquello que en nuestra mente dice que debe ser.

El "deber ser" también es otra frase incrustada en nuestro ADN que nos obliga a comportarnos de una u otra manera porque esta sociedad ha establecido ciertos patrones culturales, sociales y biológicos que "deben" realizarse y cumplirse y aún peor siendo "yo",  tú o ella quien los ejecute. La libertad se ve mermada con estas prácticas; nos vemos tejiendo y desarmando el tejido en espera de Odiseo, negándonos a la posibilidad de experimentar y construir nuevas historias. La mente se encarga de crear el discurso perfecto para argumentar el porqué de éste acto, lo que hace mas difícil soltar los palillos y comenzar a vivir sin esperar nada a cambio.

Pero si está claro el diagnóstico, comprendiendo lo dañino que es vivir en este estado de letargo consiente ¿Cómo hacemos para cambiar el chip que traemos incorporado? ¿Cómo se modifica el comportamiento? Es aún difícil dar la fórmula perfecta dado que está incrustado en el medio ambiente. Las conversaciones de amigas se transforman en un libro de espera y reclamos porque estas no se cumplen, todas esperan, todas esperamos... esperamos: un mejor trabajo,  encontrar al príncipe azul, que las personas que queremos cambien su comportamiento, que el medio sea más solidario, que la economía mejore, que los jefes reconozcan lo importante que somos, que nuestros amigos nos comprendan de la forma adecuada, que nos agradezcan todo lo que hacemos, en fin... somos máquinas de espera y entre nosotras nos cegamos más, y entendemos que estos deseos se realizaran, animamos a que esta espera continúe y peor aún nos sentimos parte de este proceso, es decir,  nos sentimos acompañadas viéndolo como algo natural y normal, dado que "no solo a mi me pasa", "no soy la única que piensa que esperar está bien", por ende entre mujeres potenciamos este comportamiento que no es adecuado para poder desapegarnos y hacernos cargo de lo que realmente queremos.
Ilustración: Pola Maulen, 2014.
Comenzar un cambio parte cuando reconocemos que Penélope no representa un ideal a seguir, que las historias de los libros y las películas no representan a la realidad, que tras ellas hay un creador que busca hacerlas "ideal" con finales felices, ¿Quién asegura que Odiseo mantuvo el mismo voto que Penélope durante 20 años?  ¿Cómo podemos saber si uno de los pretendientes que buscaba a Penélope con fuerza no hubiese sido un buen compañero para esos años'? Al final vemos que al esperar nos negamos posibilidades, mundos, construir historias... asegurando con fuerza que cada historia nos enriquece con altos y bajos, con alegrías y penas ¡Todo es aprendizaje!

Siento que hacernos cargo de nuestras vidas incluye el desapego, el soltar esta espera que solo nos mantendrá en un estado ilusorio. Las mujeres de, pese a todos los movimientos en pro de nuestros derechos civiles, sexuales, y otros, hemos olvidado apoyarnos en pro del desapego que, creo, es el más pesado de nuestros Karmas y que una vez que las mujeres dejemos de esperar, dejemos de perder nuestras energías en estos rollos mentales y comencemos a construir nuestras historias sin apegos, nuestras vidas serán mejores, más tranquilas, más felices, que, al final, es lo que todos anhelamos en esta vida.

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